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¿Cómo se construye la didáctica con tecnologías en el magisterio? Una investigación que explora las experiencias de formación con tecnologías.

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Este trabajo se basa en una investigación aún en curso, impulsada por un equipo conformado por el Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías (PENT) de FLACSO Argentina y de FLACSO Uruguay (1), financiada por la Agencia Nacional de Innovación e Investigación (anii) y la Fundación Ceibal. El objetivo es conocer en profundidad el tramo formativo comprendido entre el período de formación inicial y el primer ejercicio en la docencia de escolaridad primaria. Desde el diseño nos planteamos algunos interrogantes centrales, modos de abordar la investigación por medio de estudios de caso y de la escucha situada desde la perspectiva etnográfica para entender y significar analíticamente, ese puente con entrevistas, observaciones y grupos focales.
 

Un tramo formativo para ser investigado

El estudio se focaliza en la formación docente de primaria y su vinculación con las tecnologías digitales al servicio del aprendizaje y la enseñanza. Esto obedece a que generalmente las investigaciones seleccionan tres ejes diferentes para su abordaje:

a. El modo de enseñanza de la didáctica en los institutos.
b. La tecnología como materia curricular independiente.
c. El modo en que los docentes en ejercicio utilizan las tac (tecnologías al servicio del aprendizaje y el conocimiento) en sus prácticas de clase.

Las investigaciones se contextualizan en tramos o escenarios de actuación diferenciados y diferenciadores, a la vez que comienzan y terminan en un ciclo de formación independiente. Pero, ¿cómo reconstruir los procesos de formación en didáctica y en usos tecnológicos en instituciones diferentes? ¿Qué rol tienen las instituciones formadoras y receptoras de maestros y maestras nóveles?

Por ese motivo, es que nuestro foco de análisis estará puesto allí, en ese tramo formativo interinstitucional: el puente conceptual de la didáctica con tecnologías entre los institutos formadores y los primeros años de ejercicio en las escuelas.

Partimos de la premisa conceptual que concibe la enseñanza como oficio (Litwin, 2008), que se da como consecuencia de una construcción continua (Casablancas, 2014) y no una etapa demarcada solo por la obtención del título. El carácter profesional, en la docencia, transcurre como un proceso que no se agota en la formación inicial o de formación continua, e implica un devenir formativo: el docente  va atravesando en ese recorrido vital y profesional diferentes instancias de formación. Por una parte, la biografía escolar se inscribe como el primer eslabón del tramo: los estudiantes de magisterio ya poseen experiencia en la cultura escolar por haber estado a lo largo de quince años aproximadamente en escuelas y liceos. Esta biografía se integra a los nuevos aprendizajes en la formación docente y se inscribe sobre estos o contrastando a los esquemas sobre la vida escolar (Contreras, 1987), como continuum de su biografía escolar (Alliaud, 2004) o bien por sobre el aprendizaje adicional, en términos de Jackson (2002). Estos autores coinciden en que estas experiencias iniciales constituyen, en realidad, la primera de las fases de la formación inicial docente. Se suman a estas vivencias escolares las actuales experiencias específicas con usos tecnológicos que los estudiantes poseen, que denominamos usos subjetivos con tecnologías, (Casablancas, 2008; Alves, 2002). Estas prácticas tecnológicas pueden transformarse como usos al servicio de la formación en la docencia o bien no integrarse y coexistir con la propuesta en la formación inicial. Se suma a la biografía escolar y a los usos subjetivos tecnológicos la formación recibida del instituto formador, tanto en el área de didáctica, disciplina muchas veces escindida completamente de la integración de tecnologías en el contexto actual de las clases, como la enseñanza de la tecnología, entendida como contenido de la formación que, en ocasiones, deviene en sumatoria de variadas aplicaciones neutrales a los usos didácticos, es decir, entendidas solo para ser aplicadas en una clase cualquiera. Enseñar con tecnologías así concebidas es un hecho tecnificado, aislado del sentido pedagógico, de enseñar, qué (contenidos) a quiénes (destinatarios y productores de sentido) y para qué (finalidad).

La enseñanza se ha resignificado en gran medida con la aparición de las tecnologías de la información y la comunicación (tic) y su transformación al servicio del aprendizaje y el conocimiento (tic); y a ese tramo de indagación didáctico sumaremos lo que ocurre con la integración de tecnologías en las propuestas didácticas. Dentro de este abanico de instancias de formación sobresalen las huellas de las primeras prácticas docentes, como escenario de aprendizaje y también la de los primeros años de trabajo como instancia de formación en la fase laboral. (2)

Nos interesa registrar, en las evidencias, las características de ese puente de la formación que tiene a la didáctica como eje vertebrador de la escena formadora y formativa, y a las tic y su potencial tac puesto en juego dentro de ella.

¿Qué investigamos? ¿Cómo?

Una vez delimitado el foco, como toda investigación, se organizó en torno a una pregunta que le otorgó contorno y sentido direccional a la indagación: ¿Qué representaciones asume y qué evidencias empíricas configuran a la didáctica con uso de tecnologías durante la trayectoria profesional de docentes de primaria en el tramo comprendido entre la práctica del cuarto año y los dos primeros años de trabajo?

Los interrogantes que atraviesan la pregunta tienden a establecer:

> Líneas de continuidad y de ruptura que se puedan establecer en este recorrido formativo.
> Grado de incidencia de las experiencias previas de usos tecnológicos en la trayectoria de formación docente.
> Evidencias de dicha formación en el diseño de propuestas didácticas en el aula.
> Visibilización de la implicancia de la dimensión institucional de las escuelas en las prácticas profesionales que incluyan tecnologías en los docentes nóveles.

Por medio de las dimensiones de análisis que se presentan a continuación, se abordan el problema y los principales interrogantes.

> Didáctica con tecnologías. ¿Cuál es la representación de la didáctica con usos tecnológicos presente en el recorrido formativo desde del instituto formador y en los primeros años de trabajo?
> Trayectoria profesional docente. ¿Cómo incide la formación de base en la primera etapa de desarrollo profesional en relación con el diseño de las clases con usos tecnológicos en el aula?
> Experiencias subjetivas y profesionales tic. ¿Cómo opera la experiencia de uso de las tic en el diseño de propuestas didácticas?
> Dimensión institucional. ¿Cuál es la incidencia de la cultura institucional del centro vinculada a las tic en el desarrollo de las prácticas y los usos tic en un docente novel?

Intentamos considerar un modo para su abordaje metodológico, y desde el posicionamiento crítico en la investigación, encontramos que la perspectiva etnográfica era una estrategia para aproximarnos a la realidad, para escuchar, para entender y otorgar sentidos desde sus protagonistas, en su escenario de estudio (institutos formadores y escuelas de práctica) y de trabajo (escuelas primarias). La antropología entiende que la etnografía se refiere tanto a una forma de proceder en la investigación de campo como a su producto final, no reducida a un método y sí a un enfoque o perspectiva delimitado a un tiempo y un espacio específicos. En este sentido, acordamos con Rockwell (2011), quien describe la etnografía como algo que se empalma con método y teoría sin agotar los problemas de uno y de otro y sugiere que se trata de un trabajo que busca «documentar lo no documentado», es allí donde se inserta la propuesta de investigación, construir y documentar analíticamente aquello que pasa desapercibido como todo formador e incluir las voces de sus protagonistas.

Desde el diseño de la investigación se organizó la tarea del trabajo de campo en instituciones de formación docente y en escuelas primarias donde trabajaran docentes nóveles (estas últimas corresponden a la segunda fase del trabajo de campo no incluido en este documento). En cuanto a los cuatro institutos de formación, estaban ubicados en tres departamentos, un instituto en zona céntrica y tres periféricas. Las instituciones formadoras, operaron a los fines de la investigación como casos de análisis, incluyendo cada uno entrevistas a profesores y entrevistas y grupos focales a estudiantes de cuarto año de magisterio. De modo que, hasta el momento, contamos con un trabajo de campo compuesto por cuatro casos. El criterio de selección de los casos persiguió como finalidad abarcar diferentes regiones del país, tomar indicios del problema a indagar en institutos y escuelas que pertenecieran a distintas regiones y entornos culturales, y quizás vislumbrar así un modo diferente de entender la docencia, su implicancia formativa y la visión de las tecnologías como campo de inmersión del quehacer docente.

En cuanto a los sujetos de la investigación, en el caso de los estudiantes, se buscó entrevistar a alumnos de cuarto año de magisterio, vinculados fuertemente a la etapa de prácticas. En el caso de docentes, abarcó, entre otros, a profesores a cargo de sala de informática, profesores de Didáctica, Biología y Tecnología. El criterio de selección fue que estuvieran disponibles a los fines de la investigación y que todos ellos utilizaran tecnologías en sus prácticas profesionales. Los integrantes del equipo directivo también fueron entrevistados en calidad de docentes con perfil diferenciado, dada la importancia de estos actores en la toma de decisiones y permeabilidad a los usos tecnológicos institucionales.

La metodología basada en estudios de caso nos permitió una aproximación cercana a los sujetos involucrados, dado que cada caso, permite dar cuenta de un «ejemplo en acción» donde se contemplen, entre otros aspectos, aquellos referidos a los modos de representación de la docencia y de las tecnologías en voces de estudiantes de cuarto año y de sus formadores, atendiendo particularmente al modo, alteración o continuidad, en el contexto digital. Stake (1999) afirma que se espera que un estudio de caso pueda abarcar toda su complejidad, por lo que un caso debería tener especial interés en sí mismo; McDonald y Walker (1977) en Guba y Lincoln (1985) lo consideran como «el examen de un ejemplo en acción». La selección de las estrategias, técnicas de recolección de datos, entrevistas en profundidad, grupos focales, observaciones institucionales y encuestas dieron cuenta de esa complejidad en la acción.

Sondeando los conceptos fundamentales

Nos interesa compartir en este apartado algunos puntos de referencia y posicionamientos asumidos desde la investigación. Planteos que marcan el rumbo interpretativo desde donde procedimos, tanto a situar como a analizar el problema, y tienen que ver con la importancia otorgada en el entramado teórico de la dimensión institucional, las representaciones de la didáctica y la tecnología presentes en la formación, y los usos subjetivos y profesionales de la tecnología como experiencia.

La formación transcurre en instituciones

En relación con la dimensión institucional, analizamos la manera en que la cultura institucional sirve de marco a las acciones, representaciones y usos que los actores escolares destinan a los usos tecnológicos. Son numerosos los autores que estudian la perspectiva institucional y su importancia en el hecho educativo (Fernández, 1998; Souto, 2000), entre ellos, Frigerio (1993) define la cultura institucional:

(…) como una cualidad relativamente estable resultante de políticas
que afectan la institución, y de las prácticas de sus miembros,
que desde su perspectiva otorgan un marco referencial para comprender
las situaciones cotidianas, orientando e influenciando las
decisiones y actividades que ellos actúan dentro de la institución.
(Frigerio 1993: 35).

Estos parámetros son importantes de considerar a la hora de la realización del trabajo de campo en un escenario tan complejo como las instituciones escolares. La cultura institucional y los modos de gestión permean el día a día de las instituciones de formación, donde conviven actores institucionales, en nuestro caso estudiantes de magisterio y sus docentes formadores. Al analizar cómo se producen las interacciones entre los actores y el contexto que enmarca y da sentido a tales acciones, Nespor se pregunta cómo se relacionan las actividades en diferentes entornos; sostiene que no hay interacciones sociales en el aislamiento y que para comprender una situación de aprendizaje determinada es necesario analizarla a partir de las múltiples interacciones que esta atraviesa y por las que, a su vez, es atravesada, ya que es allí donde se construyen los significados. En este sentido, propone «considerar la educación como una red de movimientos hilados con múltiples flujos de recursos materiales y representaciones» (Nespor, 1994: 10).

Cada actor transita diferentes entornos construyendo una particular experiencia condicionada por distintos factores y que genera internalizaciones que configuran la actividad futura.

Es desde este posicionamiento que hablaremos de experiencia en tanto recorrido vital. En términos de Larrosa (2009) se entiende que la experiencia no es lo que pasa, sino lo que le pasa a un sujeto particular, que afecta la subjetividad puesta en juego, tanto en las experiencias previas de usos tecnológicos en el transcurso de la escolaridad primaria y del liceo, así como la experiencia de estudiar en institutos de formación docente, con sus particulares culturas y múltiples interacciones sociales que le otorgan sentido al aprendizaje.

Nos parece importante analizar cómo las prácticas docentes con tecnología son atravesadas por la cultura institucional, cómo se influyen mutuamente y genera prácticas, recurrencias, tensiones o rupturas. Se trata, entonces, de comprender la práctica del conocimiento como una interacción con otras prácticas distantes en tiempo y espacio:

Si la gente está espacial y temporalmente distribuida, entonces los
estudiantes en las aulas (y la gente en general) no están solo inte-
ractuando con otras personas y objetos físicamente presentes en
los entornos. También están interactuando con todos los espacios
y tiempos distantes que llevan con ellos y que intervinieron en la
constitución de esos actores y objetos. (Nespor, 1993: 33).

Intentar la reconstrucción temporal formativa tomó como referentes las cuestiones implicadas en la institución y en la historia de los sujetos. Incluso, podríamos inferir que aunque las tecnologías, en tanto dispositivos tangibles, no estén presentes en el aula, sí lo están en las mentes, en los usos y experiencias subjetivas de los individuos implicados.

¿Por qué referimos a tramos formativos?

Como señalamos en el inicio, las trayectorias docentes se definen como el resultado de estrategias, acciones y elecciones que los profesores efectúan, a veces de manera autónoma, otras veces convocados por las autoridades educativas, en contextos específicos, frente a situaciones particulares. Por lo tanto, su investigación debe contemplar dos niveles de análisis simultáneos: la perspectiva de los sujetos y de los contextos (Nespor, 1994). La trayectoria entendida como experiencia vital en la que se entrecruzan diversos ámbitos (familia, trabajo, educación) transcurre en un doble vínculo entre procesos estructurales e historias de vida personales y familiares (Vezub, 2011: 4).

Los trayectos en la formación nos posibilitaron reconstruir recorridos vitales, componiendo aquello que constituye nuestro objeto de estudio, la formación vinculada a la dimensión tecnológica. De este modo, el pasaje por las instituciones formadoras y la obtención del título habilitante constituye solo una etapa entre otras, ya que la adquisición del oficio tiene lugar a lo largo del tiempo, más que en momentos de formación puntuales y aislados unos de otros. Los maestros que comienzan a dar sus primeros pasos como formadores cargan consigo modelos, concepciones y representaciones acerca de los procesos escolares, las escuelas, los docentes y su trabajo (Alliaud, 2004).

Las representaciones como analizadores

Para abordar las concepciones previas de los docentes y estudiantes de magisterio, en relación con la propia mirada reflexiva sobre la docencia, a la didáctica y a la tecnología, decidimos como estrategia investigativa hacerlo desde el registro de las representaciones circulantes sobre tales conceptos centrales a la investigación y a la labor docente hoy. Goodman (1976) expresa que la representación mental puede entenderse por todo aquello que de alguna manera «designa» o «remite a», esto implica que la representación puede alejarse infinitamente de la imagen o del dibujo original o del dibujo realista. Compartimos con Colivoro (2011) que la teoría de las representaciones sociales se presenta aquí como una vía necesaria para acceder a los significados que las prácticas de enseñanza, en torno a las tic, suponen para los propios actores desde su subjetividad, aunque la representación constituye una universalización de los sujetos en un contexto determinado.

La construcción de la representación siempre evidencia la ausencia
del representado lo que lo transforma en una relación no transparente. (Carli, 2003). (3)

Una de las cuestiones a tener en cuenta es que toda representación se manifiesta con la no coincidencia con el objeto que representa y la ausencia de quien lo enuncia. En nuestro caso, las representaciones de la didáctica y de la tecnología que no se manifiestan como reflejo de la realidad, sino como construcción subjetiva.

De manera que nuestro objetivo debía atravesar cuestiones complejas de explorar en las voces de los sujetos y documentación inherente al trabajo de campo, dado que no encontraríamos evidencias tangibles, sino a través de significados atribuidos en el discurso sobre la tecnología y la didáctica. A esta dificultad también le agregamos la que implica explorar las formas de representaciones plasmadas en actos, en la atribución de significados, manifestaciones discursivas, así como interpretar y evidenciar esa atribución que no se produce una vez y para siempre por parte del sujeto, sino que son representaciones del saber negociadas permanentemente, producto de una sociedad compleja.

La didáctica y las tecnologías: del hecho cotidiano al uso profesional

La didáctica como disciplina emerge como estructura principal de la formación de maestros y maestras, aunque el modo en que es representada a la luz interna de la formación es un tema a analizar. Partimos de la base de que la didáctica constituye un campo cuya demarcación no es clara (Camilloni y otros, 1997) y que existen diversas visiones en torno a su concepción. Estas visiones han variado desde una postura técnica e instrumental, ligando de ese modo al saber docente, en tanto saber netamente práctico e instrumental, hacia otras que dan cuenta de la visión global como aquello que sucede en el salón de clase (Becker Soares, 1983), donde el rol docente asume otros saberes, no solo técnico-pedagógicos, sino lo social y grupal, lo tecnológico y lo comunicacional, entre otras cuestiones. Deviene así en una visión amplia de la didáctica y del rol del maestro.

La implicación actual de la didáctica con la tecnología ha renovado esta trama interna que referimos al hablar del saber didáctico asociado a lo tecnológico. Narrar el proceso de formación docente transitando la experiencia desde los usos escolares implica adherir a las líneas de investigación con tecnologías: lo subjetivo y cotidiano (Leite y Filé 2002) como marcas inscriptas desde las cuales partir, evidenciar y utilizar en la búsqueda y el tratamiento del saber docente del que se nutren y plantean los estudiantes de magisterio. Entendemos que las denominadas marcas tecnológicas subjetivas que pueden devenir en marcas profesionales surgirán si es que se proporciona el espacio para este tránsito, no natural, sino inducido, formativo y necesario desde el proceso mismo de formación.

Huellas analíticas de lo realizado

En esta sección describiremos brevemente los avances del trabajo de campo hasta el momento y algunos hallazgos correspondientes a la primera etapa. (4) Nos referiremos primero al relevamiento realizado por medio de las encuestas, cuya muestra incluyó un total de 106 encuestados.

Las encuestas se realizaron mediante cuestionarios autoadministrados, que respondieron docentes y estudiantes del magisterio en institutos de formación de los cuatro departamentos implicados.

Se realizaron en total 60 encuestas a estudiantes de cuarto año, de las cuales el 94 % eran mujeres; y 48 docentes cuya distribución por género fue de 85 % mujeres y 15 % varones. Nos parece interesante compartir, además de esta composición de género (que responden a un rasgo marcadamente femenino tanto en estudiantes como en docentes), las cuestiones referidas a las edades de quienes acceden a la formación docente y de quienes son formadores. Encontramos que la edad promedio de los estudiantes encuestados era entre los 24 y 25 años, en tanto que la edad de los profesores era de 49 años en promedio; y observamos una antigüedad en la docencia que ronda, en promedio, 25 años de ejercicio. Si bien hay una distancia generacional, pareciera que no todos los estudiantes de magisterio comenzaron sus estudios exactamente al finalizar el liceo, sino con posterioridad. Los docentes del magisterio encuestados indicaron, en general, una larga trayectoria en diferentes espacios de la docencia, no solo la de formación docente. Otro elemento a relevar fue el de la especificidad de las asignaturas a cargo, que también daría pautas sobre las representaciones de la didáctica, su posicionamiento frente a la formación general, entendiendo a la didáctica como eje vertebrador y a las didácticas específicas como subsidiarias de la primera o no. (5)

Este dato en relación con la representación epistemológica se le agrega al análisis de encuesta; el del currículo de formación. Es a partir de la lectura y el análisis del currículum que hemos observado la manera en que se organiza como asignatura, iniciando con las bases generales que plantean, que la principal contribución de la Didáctica en la formación de un docente es la de brindar herramientas para analizar e interpretar las prácticas de enseñanza con la finalidad de mejorarlas. Es en esta asignatura y en su correlato que aparece como Didáctica ll, que sustentan las bases para las didácticas específicas del resto de las asignaturas. En Didáctica l se encuentra la didáctica específica de las Matemáticas y de la Lengua. En Didáctica ll aparecen integradas también, las didácticas de las Ciencias Naturales y las Ciencias Sociales.

Las historias vitales y sus diferentes vivencias familiares constituían también un aspecto que podría sumar a la reconstrucción de usos tecnológicos e incidencia en la elección de la carrera. Por eso consideramos interesante indagar el nivel educativo de padres y madres, y si alguno de los parientes cercanos trabajaba en cuestiones vinculadas a la docencia. Este dato fue relevado en la encuesta y también en entrevistas y grupos focales. Respecto al nivel educativo de los padres y madres de los estudiantes encuestados en esta muestra, se desprende que el 20 % de los padres solo poseía estudios primarios, 48 % estudios secundarios y 32 % poseía estudios terciarios o universitarios. Asimismo, solo el 22 % de los estudiantes dijeron que su padre o madre se dedicaban o se habían dedicado a la docencia. En cuanto a la tecnología disponible en el hogar, consideramos relevante indicar que casi la totalidad de docentes y estudiantes encuestados dijeron tener teléfono celular e Internet.

Algunos resultados sobre usos de la tecnología durante la formación y en las prácticas

La investigación exploró en las encuestas la temática de los usos tecnológicos específicamente asociados a la formación por medio de dos preguntas referidas a la utilización de recursos tecnológicos. Por un lado, al uso en las clases del instituto y por otro, al uso en clases durante las prácticas. En relación con la tecnología artefactual, los estudiantes mayoritariamente dicen que se utiliza el proyector en el instituto 49 % y 55 % en las prácticas; la pc 43 % en el instituto y 42 % en las prácticas; las ceibalitas (u otras netbooks) 38 % en el instituto y 54 % en las prácticas. A la vez, que hay otros usos que muestran ciertas diferencias, a saber: el uso de la videoconferencia 18 % en el instituto y 1 % en las prácticas; la tableta 3 % en el instituto y 18 % en las prácticas; redes sociales 28 % en el instituto y 6 % en las prácticas. En el caso de no haber utilizado ciertos recursos en las prácticas (por la razón que fuera), los estudiantes han manifestado el deseo de hacerlo por considerarlo especialmente valioso.

Las respuestas de los estudiantes ubicaron la mayor cantidad de menciones a la pizarra digital y robots; y en menor cantidad, pero también mencionado, la videoconferencia, tableta, impresora y celular. En tanto que la misma pregunta se formuló a los profesores para utilizar en las clases del instituto, la mayor cantidad de menciones fue también para la pizarra digital y en menor cantidad pero con menciones: ceibalitas, tabletas, robots y programas.

Al ser indagados respecto a los usos pedagógicos de la tecnología, el 64 % de los encuestados (distribuidos en porcentajes similares por cada rol), dijeron que esta se puede utilizar con la misma facilidad en todas las áreas del conocimiento y el 34 % considera que hay áreas en las cuales es más fácil utilizarlas. Podemos inferir aquí un primer indicio de representación de la didáctica con tecnologías como una cuestión inherente al saber docente y no a un contenido particular donde sería «útil y práctico» su uso. También siguiendo la lógica de que el modelo modela (Casablancas, 2008), intentamos explorar cómo aprenden a ser docentes a partir de la propia experiencia de las clases y sus referentes modélicos del instituto.

A la pregunta referida al tipo de actividades con tecnología que proponen los docentes en el instituto, los estudiantes respondieron que la utilizan mayoritariamente para realizar presentaciones 93 %, búsqueda de información 70 %, informes escritos 68 % y edición de videos 52 %. En menor porcentaje de uso se mencionan el procesamiento de audio e imágenes, el trabajo colaborativo y el uso de programas y aplicaciones. En cambio los profesores, al evocar su propia formación docente, mencionan en primer lugar los informes escritos (32 %).

Respecto a la utilización de tecnología en las prácticas docentes, los estudiantes dijeron utilizarla para la búsqueda de información (82 %) y presentaciones (63 %). Con menores menciones se señalan procesamiento de imágenes y edición de videos, ambos con 35 %; informes escritos y uso de programas y aplicaciones, ambos 27 %; trabajo colaborativo 23 %; y procesamiento de audio 20 %. La enseñanza de la programación recibe escasas menciones por parte de los estudiantes encuestados (2 %).

En cuanto al valor pedagógico de las tic hubo resultados homogéneos y favorables a la integración tecnológica a las clases: el 46 % de los docentes y 46 % de los estudiantes encuestados consideraron que «Los alumnos amplían y mejoran la calidad de sus aprendizajes» cuando se propone el uso de tecnologías en el aula. Y solo 5 % de los estudiantes y 2 % de los docentes consideraron que «Los alumnos aprenden del mismo modo en que lo hubieran hecho sin tecnología». Por último, es interesante observar que el 47 % de los estudiantes encuestados considera que la formación en el instituto influye mucho en el uso que luego harán de ella. Entre los docentes, esta convicción escala al 57 %. Finalmente, para todos los encuestados, el modo y uso de las tecnologías se convierte en una incidencia considerada como positiva en las clases.

Tres aproximaciones cautelosas sobre las representaciones en la formación

En este apartado compartimos resultados preliminares que fueron surgiendo a partir de evidencias y análisis de lo realizado hasta el momento de escritura de este capítulo, desde las encuestas, de las entrevistas en profundidad y de los grupos focales que dieron cuenta de lo que sigue. Sin embargo, el estudio no está agotado, resta integrar el análisis de la segunda fase que incluye a los docentes nóveles. Las damos a conocer con cierta cautela, dado que aún no tenemos la trama completa de la investigación, aquella que nos permita vislumbrar la totalidad del fenómeno investigado, incluyendo en la segunda etapa a los docentes nóveles. Pero sí podemos advertir algunas cuestiones que nos parecen valiosas para compartir en este trabajo.

De las voces de los sujetos entrevistados, tanto de docentes de institutos de formación como de estudiantes, surgen escenas y cuestiones que ofician para el análisis como casos insignias, algunas de ellas devienen en metáforas que sirven para deconstruir representaciones emergentes sobre la tecnología y la didáctica en el quehacer docente.

El Power Point y sus usos

Fueron reiteradas las entrevistas a estudiantes en que relatan sucesivas menciones a la utilización del programa para realizar presentaciones digitales Power Point. Identifican su uso en prácticas de los docentes de institutos como una forma de señalar aquellas actividades que incluyen tecnologías con escaso valor didáctico.

Al respecto, una estudiante de magisterio señala:

Es una comodidad demasiado amplia, porque es una comodidad
de año tras año. Nosotras [en referencia a otra entrevistada presente]
cursamos las dos una materia en años distintos y es decir:
—pásame el Power— porque todos los años es lo mismo. Eso es
comodidad absoluta, y después es el botoncito... y ya está. (Estudiante
de cuarto año).

La significativa mención de un programa para la producción de presentaciones digitales basadas en diapositivas da cuenta de una representación didáctico-tecnológica. Nos cuentan, solapadamente, una representación de lo tecnológico como aquello que no termina en lo artefactual. Entonces, los estudiantes ven la necesidad de aprender la didáctica tecnológica más allá del programa utilizado (emerge el Power Point como uno de uso muy frecuentado), como un modo de aprender usos didácticos asociados a la enseñanza.

Tienen clases en sus institutos con docentes que utilizan la herramienta digital, sosteniendo con la práctica un posible uso innovador de las clases, postura desestimada por sus estudiantes en las entrevistas de la investigación.

En otra entrevista a estudiantes surge la siguiente mención:

(Estudiante): Y en los profesores digo, sin ánimo de criticarlos,
pero tampoco vemos que ellos desarrollen acá nada tecnológico,
más que una presentación Power Point. … Que es tecnología, no
quiero decir que no, pero es como que se quedan un poco acotados,
me parece. (...). No quiero ser mala, pero un poco lo que me
fastidia es que nos hagan venir a clase para ver un Power Point.
Porque podés enviarlo y lo veo en mi casa.
(Entrevistadora): ¿Y por qué piensan que el profesor elige un
Power Point para traer a la clase?
(Estudiante): Porque no tienen idea de otra cosa, para mí es por eso.
(Estudiante de cuarto año).

Enseñar con tecnologías acorde a la época actual, en voces de estudiantes de magisterio, no sería «solo usar un Power Point en la clase».

Por otra parte, los mismos estudiantes de cuarto año dicen utilizar, en sus prácticas, la tecnología con un sentido pedagógico, que iría más allá de la mera utilización de esta aplicación. Manifiestan utilizar tanto geolocalizadores, software de matemática (GeoGebra), plataformas basadas en aprendizaje por juegos (mencionan a kahoot) en sus clases y estiman necesaria una formación con mayor énfasis en prácticas con tecnologías que ellos encuentran necesarias para trabajar hoy con los niños y niñas en las escuelas.

El Power Point, como metáfora hegemónica del uso didáctico de la tecnología, tanto en los estudiantes como tales en sus institutos formadores y en situación de docentes, es evocada una y otra vez.

El camino que construye a la formación con tecnologías

En este sentido, nos preguntamos dónde y cómo se han formado los estudiantes para elaborar sus prácticas con contenido en didáctica tecnológica. Comprobamos que forman parte habitual en el diseño y desarrollo de sus propuestas en las prácticas, pasando por la planificación y el desarrollo de las clases donde son observados y evaluados por sus profesoras. De hecho, aunque dicen no estar formados en el uso significativo de las tecnologías para el aprendizaje, las utilizan valiosamente, son sujetos inmersos en las tecnologías. Les resulta más simple integrarlas y ponerlas en uso en su desempeño estudiante-en prácticas, que no hacerlo. Esto nos llevó a preguntarnos: entonces ¿cómo y dónde aprenden a enseñar con tecnologías? Porque, de hecho, lo hacen en sus prácticas (en las escuelas de práctica).

En este tramo que exploramos existen múltiples fuentes y espacios para hacerlo. Su trayectoria personal vinculadas a prácticas subjetivas con usos tecnológicos; el tramo escolar del liceo, donde muchos encontraron el Plan Ceibal conformando el contorno de las prácticas con tecnologías; el instituto formador, que pareciera no tener una decisiva incidencia; las escuelas de prácticas donde tomaron contacto con el coordinador de tecnología; el maestro mac (maestro/a de apoyo Ceibal); las variadas propuestas de capacitación del Plan Ceibal; y un proyecto mencionado frecuentemente que fue el «Aprender todos».

En voces de estudiantes:

(Estudiante): Y después de acá en (…) que estuve en la (número)
33, en esa sí se usa. Se usa, aparte la maestra es como muy, fue
maestra (mac) y ahora tiene... es docente nomás. Pero antes había
sido mac y tiene otra apertura. Es decir, otras maestras como que
están más alejadas. Y a mí me gustaba trabajar, aparte ella me incentivaba;
también decía «bueno, esta actividad de Matemáticas
tráetela en (pam)». La trabajamos en pam ¿viste?

Otros testimonios:

(Estudiante 1): Del sistema Gurí, es una plataforma que permite…
o sea… se toma asistencia y además hoy en día se agregó que el
carné es digital y también es a través de esa plataforma.
(Entrevistadora): ¿Y ustedes aprenden a usarla en el magisterio a
esa plataforma?
(Estudiante 2): En el magisterio no. Se nos han dado talleres, y
las mismas escuelas cuentan con las mac, que son las maestras de
apoyo Ceibal, aportadas por el plan Ceibal, y ellas más o menos
nos van guiando, y bueno también las maestras, las que están más
actualizadas, y se van haciendo cursos en los que vos tenés que
demostrar esa necesidad de irte formando también, y accediendo
a esos cursos. (Estudiantes de cuarto año).

Al mismo tiempo, a partir de las entrevistas a los estudiantes detectamos una especie de tracción proveniente de los niños y niñas de las escuelas de prácticas, a formarse, y también el incentivo por parte de las maestras de los grupos en los cuales realizan las prácticas para utilizar tecnologías en las clases.

Pareciera que el tramo se va configurando a través de una suerte de entorno de estímulos formativos mucho más complejo y nutrido de lo que resultaría al analizar solamente las instancias curriculares por parte del instituto.

Tres miradas encontradas en las muñecas rusas: los inmigrantes digitales son los otros

Todos ellos inmersos en la cultura digital: docentes de instituto, estudiantes de cuarto año y alumnos y alumnas de escuela primaria. Tres modos diferentes de posicionarse frente al contexto actual. Miradas desde adentro y afuera de la matrioska.
 

Los docentes formadores se ven a sí mismos desde un lugar externo, contemplando lo que sucede y les sucede, tomando una distancia del hecho digital integrado a la vida de la escuela. Los estudiantes de magisterio miran hacia arriba (y desde adentro) a sus docentes de instituto y los ven lejanos e impostados en los usos pretendidamente didácticos. La metáfora del Power Point, anteriormente señalada, daría cuenta de este aspecto según su posicionamiento. Y, a la vez, los estudiantes miran hacia abajo en esta sucesión imaginaria percibiendo a los niños y niñas de primaria como avanzados en algún sentido, con los hábitos incorporados en su vida al utilizar tecnologías. Los niños y niñas, ¿se verán a sí mismos con la naturalidad e invisibilidad que el hecho cotidiano amerita?

En el análisis de Narodowski interpretamos algo de lo que sucede:

El plano de la tecnología de pantallas y sus usos diversos se ha
convertido en un territorio en el que ya nadie duda respecto del
gobierno soberano de los más jóvenes, hasta el punto de que uno
de los gurúes de las nuevas tecnologías ha designado a niños y
jóvenes como «nativos digitales», mientras que los adultos apenas
son inmigrantes que balbucean tentativamente aquello que
los más jóvenes manejan con absoluta soltura. La distinción entre
nativos digitales y migrantes tiene problemas teóricos para
ser sostenible en el tiempo, como veremos luego. Sin embargo, la
enorme difusión que logró el concepto en algunos ámbitos académicos
y comunicacionales contribuyó a reforzar considerablemente
la idea de que las computadoras son un territorio infantojuvenil.
(Narodowski, 2016: 18-19).

Todos los entrevistados hablaron desde la postura conceptual que describe a los inmigrantes y nativos digitales, en gran medida se interpreta porque forma parte del currículum oficial de formación como contenido explícito. (6) Restaría preguntar a niños y niñas, como el tercer componente de la muñeca rusa, que no fueron entrevistados porque no figuraban como sujetos del caso dentro del diseño de esta investigación, pero que, si lo hiciéramos, probablemente el concepto les resultaría
exótico.

Con el concepto sobreimponemos una representación a lo real
para después exigirle a lo real que se comporte según la representación.
Niño, se supone que si eres niño tal y tal cosa. Pero
si hay algo que no hacen los chicos es hablar desde el concepto.
(Lewkowicz, 2004: 125).

Compartimos, entre otras, la voz de una estudiante de cuarto, que habla de nativos e inmigrantes digitales:

(Estudiante): Mi tema final de tesis (…) va a ser un poco «La inclusión
de las tic en la escuela» o si no también ver un poco de la
brecha generacional que hay con los nativos digitales y con lo (de)
inmigrante digital, que sería el docente. (…) Por eso me interesan
todas las cosas que tengas de resultados y eso, me interesa. (Refiriéndose
a nuestra investigación).
(Entrevistadora): ¿Ustedes ven esa figura de los nativos y los inmigrantes,
lo ven acá en el instituto o lo ven en la escuela?
(Estudiante): Sí, en todos lados, sí, sí.
(Entrevistadora): ¿Y quién es quién en cada lugar? ¿Quién sería
quién?
(Estudiante): El docente: el inmigrante, el inmigrante digital; y el
chiquilín ¡vuela!, agarra la computadora y el celular y…
(Entrevistadora): ¿Y ustedes qué serían?
(Estudiante): ¡Estamos ahí en la brecha! Yo digo (risas).
(Estudiante de cuarto año).

Los modos de habitar la cultura digital son diferentes y las autopercepciones de docentes y estudiantes también. Pensamos que la postura de transeúntes digitales en relación con los docentes (Casablancas, 2012) podría ser un modo de entender y problematizar este encastre que encontramos, donde docentes refieren a estudiantes como nativos y estudiantes refieren a niños y niñas de escuelas primarias.

Otro tema que consideramos destacable en la primera fase de la investigación, en la que seguiremos profundizando, es la recurrencia en las menciones de las estudiantes cuando evocan sus prácticas en las escuelas y el encuentro con la maestra a cargo. La llegada de la practicante pareciera ser una presencia esperada. La practicante usa la tecnología en mayor medida, con mayor soltura que la maestra y esto se recibe con agrado.

(Estudiante 2): …en mi escuela no se ve el uso de la tecnología.
Somos las practicantes las que estamos meta y meta. Además hicimos
en esas dos escuelas como una inclusión digital. Invitamos
a los padres para enseñarles los usos básicos de las computadoras,
de las xo que tienen los niños. ¿Qué pasaba en la escuela?, que los
chiquilines no podían hacer deberes en la compu, porque los padres
no sabían ni prenderla, entonces hicimos eso. Pero desde los
docentes referentes nuestros, la mayoría ni las usa. O sea, tienen
las ceibalitas, tienen todo, ni se usan. Pero no se usa ni un cañón,
que es lo más...
(Estudiante 1): Yo el otro día empecé en quinto y tampoco lo he
visto en lo que va del año a la maestra trabajar. Yo lo he trabajado
porque ella me está todo el tiempo: «Tenés que incluir».
(Estudiante 2): Pero ella no lo hace (risas).
(Estudiante 1): Sí, ella no lo hace, no la he visto incluir.
(Estudiantes de cuarto año).

Resulta interesante analizar cómo se configura la representación de la didáctica y del ejercicio docente a partir de la relación que establecen los estudiantes con las maestras a cargo del grado, en estas primeras experiencias de práctica.

Como hemos señalado en párrafos anteriores, los autores coinciden en que las experiencias iniciales son constitutivas en la formación inicial docente y, en este sentido, consideramos que la relación que establecen los practicantes con sus maestras referentes, que puede observarse en este estudio, es elocuente para ser analizada desde la perspectiva del uso de la tecnología, de la aparición de las tic y su transformación a TAC.

Como síntesis, siguiendo con la metáfora de miradas en la muñeca, entendemos que el escenario se compone por actores, sujetos educativos que activan en cierto modo estructuras de uso, una suerte de movimientos de fuerza de tracción tecnológica ejercida, en este caso, desde los estudiantes hacia los docentes, para integrar tecnologías en clases de institutos; de los niños y niñas a los estudiantes en sus prácticas de escuelas primarias; y los maestros que se sienten movilizados por los estudiantes de prácticas. Un acontecer dinámico permeado por las representaciones y los intereses sobre la formación, y la tecnología en acción.

Para conocer los avances de esta investigación, el proyecto cuenta con un sitio web http://www.pent.org.ar/investigaciones/anii en el cual se publicarán sus resultados y producciones.

 

Referencias bibliográficas

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Notas

1 «El uso didáctico de la tecnología en la formación de magisterio y el ejercicio docente». fsed_2_2015_1_120992. El equipo está integrado por Flacso Argentina: Silvina Casablancas, directora de la investigación, Graciela Caldeiro, Bettina Berlin, Corina Rogovsky, Gisela Schwartzman, Valeria Odetti, investigadoras, y como becarios: Francisco Cardozo y Alejandro Cota; por parte de Flacso Uruguay los investigadores: José Miguel García y Mónica Báez.

2 Para conocer otros estudios de esta temática: Investigación: La construcción de la identidad docente del profesorado de educación infantil y primaria en la formación inicial y los primeros años de trabajo. Referencia: edu2010-20852-C02-01 (2010-2013). Coordinado por: Juana María Sancho Gil (Universitat de Barcelona). <http://webs.esbrina.eu/identidoc>.

3 Conferencia dada por Sandra Carli como parte del Seminario sobre Construcción de la Infancia. Investigación «La construcción de la subjetividad en la escuela primaria », Grupo de investigación consolidado. esbrina. Universidad de Barcelona. Enero de 2003.

4 Primera etapa: entrevistas en profundidad estudiantes y docentes, grupos focales y encuestas a estudiantes Segunda etapa: entrevistas en profundidad docentes nóveles, observaciones de clase e institucionales. Pendiente de análisis.

5 Los docentes encuestados dijeron desempeñarse en Ciencias Sociales 22 %, en Didáctica y Pedagogía 17 %, y el 61 % restante se divide entre Artes y Expresión Corporal, Práctica Docente, Matemática y Física, Lenguas, Psicología, Legislación, Investigación e Informática.

6 Integra el esquema temático de la asignatura de tercer año del magisterio Educación e Integración de Tecnologías Digitales.

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